jueves, 1 de marzo de 2018

Casi 20.000 niños huérfanos españoles no pueden ser adoptados: Las trabas burocráticas se suman a las sustanciosas subvenciones que reciben los orfanatos privados, de la Iglesia y de las ONG, s


Febrero 1, 2018 - JORGE VENTURA http://extraconfidencial.com/noticias/casi-20-000-ninos-huerfanos-espanoles-no-pueden-ser-adoptados-las-trabas-burocraticas-se-suman-a-las-sustanciosas-subvenciones-que-reciben-los-orfanatos-privados-de-la-iglesia-y-de-las-ong-s/ 
 

Si hay más de 18.000 niños en España que residen en Orfanatos, tanto de las Administraciones, como de la Iglesia y ONG, s y centros privados, ¿por qué no los pueden adoptar padres españoles? España es, además, el segundo del mundo en solicitudes de adopción, pero tienen que dirigirse a otros países y pasar por un sinfín de trámites burocráticos y extensas demoras hasta ver satisfechas sus aspiraciones. El negocio, que no entiende de sentimientos y ansiedades, podría estar detrás de las dificultades que impiden que niños españoles o residentes en España sean adoptados por padres españoles: cada niño recibe una subvención de unos 3.000 euros al mes.
La adopción es una acción altruista por la que los padres adoptantes eximen al Estado de la carga económica y la responsabilidad educativa de los huérfanos para asumirlas ellos. Las familias de acogida son un segundo escalón, pues los acogedores no pueden optar a la adopción y la estancia de los huérfanos en sus domicilios es siempre temporal. Un país como España, donde las familias solicitantes de adopción se calculan en 33.000 debería de facilitar la adopción de las dos decenas de miles de niños internados en orfanatos. Pero la realidad es la contraria. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, donde hay más de 3.000 niños huérfanos, apenas se resuelven unas 50 adopciones al año.
La razón parece desvelarse en términos económicos: la adopción altruista es la fachada de un negocio bastante saneado. Cada orfanato recibe una subvención de 3.000 euros mensuales por cada huérfano a su cuidado. Si tomamos una media de 20.000 huérfanos, suponen un ingreso de 60 millones al mes, que son 720.000.000 al año y que, si se mantuviera esa cifra hasta el final de la edad oficial de orfandad, sumaría un total de 12.960 millones de euros en toda la vida de esas dos decenas de miles de huérfanos, que serán ‘licenciados’ a los 18 años, sin familia y con una pensión de orfandad de 300 euros al mes. Eso si contamos de 18.000 a 20.000 huérfanos. Porque el Ministerio de Sanidad aseguró en 2015, con motivo de la presentación del proyecto de nueva norma de Protección a la Infancia y la Adolescencia, que “en la actualidad en España hay casi 35.000 menores bajo tutela o guarda de las administraciones”, con lo que las cifras casi se doblarían…
Una cuantía que quizás explique el por qué es tan difícil adoptar niños españoles en España y, en cambio, es relativamente fácil el régimen de acogida: en este caso, sólo 300 euros mensuales van a ayudar a la familia de acogida.
Este estado de cosas, que ha reducido drásticamente el número de huérfanos españoles dados en adopción, ha tenido la desgraciada secuela que una gran mayoría de los niños internados tienen edades superiores a los seis años –en la Comunidad de Madrid se calcula que el 90 por ciento–, lo que, prácticamente, les condena a vivir en Orfanatos hasta su mayoría de edad, porque son contados los casos de adopción de niños entre seis y ocho años.

Obligados a recurrir al extranjero

Así las cosas, las familias adoptantes tienen que recurrir a las adopciones en el extranjero, aunque en este punto también tropiezan con obstáculos: el Gobierno mantiene a 45 países en una lista negra a los que no permite dirigir solicitudes de adopción. La prohibición parece que responde a las escasas garantías que ofrecen esos países sobre la procedencia de los niños huérfanos que ofrecen, pero las ONG, s españolas que sirven de enlace en las adopciones señalan que la mayor parte de esos países sospechosos de tráfico de niños para el Gobierno español no lo son para otros países de la Unión Europea, que mantienen relaciones de adopción con ellos sin conflictos ni querellas.
Estas organizaciones, que son indispensables para que las familias puedan transitar por las espesuras burocráticas de los diversos países que ofrecen niños adoptables, también se quejan que el Gobierno, que en 2015 asumió las responsabilidades antes diseminadas en las Comunidades Autónomas, no haya desarrollado el reglamento que ponga orden en lo que si son bosques en otros países, aquí es jungla.
Y, finalmente, subrayan una anomalía sospechosa: los Informes que aprueban la idoneidad de una familia adoptante para un niño español los realizan los mismos técnicos que trabajan en los Orfanatos. Lo que si en principio parece razonable, por su conocimiento del huérfano solicitado, deja de parecerlo cuando se revela que son juez y parte al mismo tiempo: con cada niño adoptado, el Orfanato pierde una subvención de 3.000 euros mensuales.
Jorge Ventura
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