domingo, 31 de diciembre de 2017

La insoportable línea recta, de Antonio Rodríguez de las Heras

Queridas amigas, queridos amigos, con el artículo semanal, coincidiendo con el paso de año, y titulado "La insoportable línea recta", os deseo que, como hablo en el artículo, el año 2017 no sea en línea recta, ni circular, sino...

Antonio Rodríguez de las Heras    @ARdelasH    www.ardelash.es

Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid y director del Instituto de Cultura y Tecnología
http://www.bez.es/687541938/insoportable-linea-recta.html

Ramón del Valle-Inclán escribe en `La lámpara maravillosa´: “El tiempo es como una metamorfosis del rayo de sol, un instante que vuela […] como es la línea recta un punto que vuela”.
El mal no está en la innovación, sino en el negocio de la innovación
El mal no está en la innovación, sino en el negocio de la innovación
Visualizar así la experiencia vital del tiempo es sensación general en los humanos pero no por ello deja de ser perturbadora. De ahí que se procure curvar esa línea temporal como intento de contener en lo posible la zozobra de la fugacidad. Los ciclos naturales, como el de los años, que hoy celebramos, y todas las conmemoraciones periódicas -sociales y personales- ayudan a doblar, y evitar por tanto, esta trayectoria rectilínea. Si la masa curva el rayo de luz (nos dice la relatividad), la memoria (individual o colectiva) curva la línea del tiempo. La memoria es la gravedad del tiempo.
La circularidad del tiempo tiene, además de la institucionalización social, sus formulaciones en la filosofía, la religión, incluso en algunas hipótesis de la cosmología, y es inspiradora de narraciones en todas las culturas.
En esta sociedad de la innovación constante todo es pasajero
Pues bien, actualmente parece que se estira la línea del tiempo por la tracción que ejerce la innovación. Y que, por consiguiente, se siente más el tiempo como el rectilíneo rayo de sol de Valle-Inclán. En esta sociedad de la innovación constante todo es pasajero. Una inconsistencia que tienta a no comprometerse con nada, por mucho que haya costado o se confíe en ello, porque se teme que de no soltarlo a tiempo su obsolescencia arrastrará hasta la marginación (social, profesional…).
Pero el mal no está en la innovación (que responde a algo tan esencial para la evolución humana como la búsqueda, la imaginación, la invención) sino en el negocio de la innovación. Al mercado le favorece esta visión rectilínea de una sucesión más y más rápida de novedades para envejecer enseguida y perderse como una estela en el aire.
Al mercado le favorece la visión rectilínea de una sucesión más y más rápida de novedades para envejecer enseguida y perderse como una estela en el aire
Sin embargo el tiempo de las cosas que evolucionan no se debe representar, por muy intuitivo que pueda parecer, como una trayectoria, sea en línea recta o en círculo. Ni la melancolía de la fugacidad de la recta ni el sueño del retorno del círculo son una solución. El tiempo de la evolución (la natural o la artificial, la tecnológica) se representa mejor como un continuo amasamiento. Nada se pierde, aunque desaparezca a nuestros ojos y usos; de alguna manera queda integrado, distribuido en la masa. Dos poetas lo han dicho con fórmulas bellas y concisas. T.S. Eliot: “Y todo es siempre ahora” (And all is always now); Mario Benedetti: “El olvido está lleno de memoria”.
La esperanza del retorno, aunque tentador, no es tampoco posible en un proceso evolutivo cualquiera. Si el tiempo fuera lineal, y trazara una trayectoria, se podría soñar con volver, como se hace a un lugar anterior, por una ruta circular o de sentido contrario. Pero al ser resultado de un amasamiento evolutivo ya no hay posibilidad de recuperación de un estado anterior. Cierto que nada se ha perdido, pero hay una distribución e integración de cada porción de la masa que por muchas vueltas que le demos no será posible volver atrás.
La esperanza del retorno, aunque tentador, no es tampoco posible en un proceso evolutivo cualquiera
El amasamiento y no la circularidad es lo que puede explicar la sorpresa de ver que cosas y prácticas que creíamos perdidas (pero que estaban ocultas en el interior de la masa) afloran posteriormente, pero a diferencia del círculo que se cierra no es un retorno -como el de desempolvar y recolocar un objeto arrumbado en el trastero- sino una recuperación y reinterpretación en condiciones distintas a las originales. Por tanto, supone un enriquecimiento de la diversidad, un desarrollo de las potencialidades, al cambiar las circunstancias, de aquello que vuelve a emerger.
De no ser así, la insoportable línea recta del tiempo que aparentemente traza la innovación tecnológica nos empuja, para que no nos precipitemos en un sinsentido agotador, a recurrir a la imagen tan socorrida de que esa línea es la trayectoria de una flecha dirigida a un fin. Pero entonces la metáfora nos obliga a que si es una flecha tiene que haber un arco en el principio que apunte y lance, y esto contradice lo que hemos descubierto sobre la evolución del mundo, de la vida… y la tecnológica es solo una manifestación de ella.
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OTRA COSA: Si las grandes superficies apoyan una “Gran Recogida de Alimentos” no se fíe



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