domingo, 25 de junio de 2017

Periodismo manso, de JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ |


JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ | Publicado:

Asociación de la Prensa de Madrid
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) abandona de cuando en cuando su soporífero letargo y regresa al mundo de los vivos. Generalmente lo hace para servir al poder, que es exactamente lo contrario a lo que exigen los principios básicos del periodismo. Así ha sido en su última resurrección, milagro que ha tenido lugar cuando el pasado miércoles lanzó un comunicado en el que “deplora el veto impuesto por Podemos a seis de los periodistas que cubren habitualmente sus actividades, a los que excluyó de una reunión informativa para presentar a los nuevos portavoces estatales del partido”. Se refiere a lo que El País considera su “exclusión” de un encuentro informativo.
No voy a entrar a juzgar si esta exclusión-veto a un desayuno off the record supone, tal y como afirma de forma un tanto melodramática la APM, “una grave limitación de los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de información, pilares fundamentales de nuestra democracia”. Y no voy a entrar, porque lo que quiero valorar no es la actitud de Podemos, sino cuán miserables y tendenciosos pueden llegar a ser los comunicados de la institución que nació en el siglo XIX, con ánimo de proporcionar a los periodistas una vivienda digna. Sí, la institución que actualmente organiza la llamada Corrida de la Prensa. La asociación de la prensa mansa.
Miserables y tendenciosos por omisión. Esta es la segunda ocasión en pocos meses que utilizan ese sistema, el comunicado, para sacudir iniciativas de Podemos: en marzo acusaron al partido de Pablo Iglesias de “acosar” a periodistas. ¿Son acaso los podemitas los únicos que en estos tres meses han puesto en peligro, con su actitud bolivariana, “los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de información, pilares fundamentales de nuestra democracia”? Los socios de la APM igual piensan que sí.
En ese caso, deberían informarse mejor. En el mes de abril supimos que el presidente de La Razón, Mauricio Casals, y su director, Francisco Marhuenda, reconocían en conversaciones con su consejero delegado Edmundo Rodríguez, uno de los principales investigados en la Operación Lezo por el agujero en el Canal de Isabel II, que se inventaban informaciones para debilitar a Cristina Cifuentes. “Ya nos hemos inventado una cosa para darle una leche”, dicen divertidos en la grabación de la Guardia Civil. La APM calla: al parecer ese estilo de periodismo mafioso no pone en peligro “los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de información, pilares fundamentales de nuestra democracia”.
¿Y qué me dice, sin abandonar a la cúpula de La Razón, de la relación que mantenía su director con Ignacio González? El periódico dirigido por Francisco Marhuenda recibió 1,88 millones de euros en publicidad institucional del Canal Isabel II entre 2006 y 2015, más que El País o El Mundo, pese a tener ventas muy inferiores a estos diarios de tirada nacional. Curiosamente Marhuenda contrató a González para escribir dos columnas semanales en su diario por lo que viene siendo el precio de mercado periodístico: el expresidente de la Comunidad de Madrid cobraba 4.500 euros al mes. Normal que escribiese hasta tres días antes de su detención.
¿Qué piensa la APM presidida por Victoria Prego de estas mamandurrias informativas? No lo sabemos. No han publicado ni una triste nota. Imagino que consideran que estas prácticas, dignas de la Camorra, no afectan a “los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de información, pilares fundamentales de nuestra democracia”. Estarán esperando al próximo desliz de Podemos para sacar un nuevo comunicado.

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