jueves, 15 de septiembre de 2016

Comisionistas, de Almudena Grandes

El presidente de Extremadura fue investido con el apoyo de Podemos pero saca adelante los presupuestos con el apoyo del PP, y trabaja por su comisión igual que un vendedor de pisos http://elpais.com/elpais/2016/09/09/opinion/1473420724_107474.html

Podría pensarse que las peores prácticas de la especulación han corrompido a las más altas instituciones, pero en realidad es un regreso a las esencias. España siempre ha sido una amante espléndida para los ricos, una madre despiadada para quienes trabajan con las manos. Entre ambos extremos, siempre han triunfado los comisionistas, los intermediarios cuya tercería es imprescindible para que unos sigan siendo ricos y los otros pobres. Antes los nombraba el rey, para garantizar que el oro de América fuera derecho a Flandes o a Alemania, a pagar sus deudas personales. Ahora ocupan un puesto en los consejos de administración de las multinacionales, la jubilación dorada de exministros y expresidentes que defienden sus pensiones millonarias con el activo de su pasado prestigio, porque para eso les pagan, para que sirvan a los intereses de sus corporaciones mientras hablan de lo que le conviene a España. O ni siquiera. El presidente de Extremadura fue investido con el apoyo de Podemos, pero saca adelante los presupuestos con el apoyo del PP, y trabaja por su comisión igual que un vendedor de pisos. Es un buen ejemplo, porque sus intereses son públicos, transparentes, pero ni mucho menos el único, y ni siquiera el más grave. Mucho más inquietantes resultan los casos que nadie alcanza a explicarse, como el frustrado nombramiento de Soria para el Banco Mundial. Pero lo peor es que nos hemos acostumbrado a las puertas giratorias de toda condición, que nos parecen ya tan naturales que ni siquiera reparamos en la servidumbre que imponen a sus comisionistas. Y les dejamos hablar de lo que nos conviene, de lo que le conviene a España, como si el bien común fuera una parte de su porcentaje. La verdad es que parecemos tontos.

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