viernes, 13 de junio de 2014

Las Jugadas de la FIFA. Ésta se queda con Todos los Ingresos del Mundial, ahora Brasil


1.- Spanish Revolution - Los goles de la FIFA. 

2.- MÁSEn 13 Minutos Este Comentarista Destruye Totalmente A La FIFA. Sin Apelaciones
http://www.upsocl.com/comunidad/en-13-minutos-este-comentarista-destruye-totalmente-a-la-fifa-sin-apelaciones/# Publicado por Hugo Moreno
El comediante inglés John Oliver en su programa Last Week Tonight, expone argumentos que son imposibles de ignorar, sobre todo porque el amor por el fútbol es como el amor por la salchicha: te encanta, pero realmente no quieres saber exactamente de qué está hecho
- Las tres cosas más importantes dichas por Oliver:
2.1. Brasil es un país famosos por su espiritu de festejo, sin embargo protesta por una fiesta (mundial) y lo hace con justa razón.
2.2. El país no gana dinero con el torneo. Es la FIFA la que se lleva absolutamente todos los ingresos, así que beneficios no hay.
2.3. En el 2022 le toca a Qatar ser el anfitrión del Mundial y eso no es solo una mala idea por el terrible clima, sino por su sistema laboral, que básicamente es una forma de esclavitud moderna y legalizada.

--- AÑADIDO el 18/6: 

3.- 15 Fotos de lo que pasó en las calles de Brasil el día de la inauguración del Mundial
http://www.m-x.com.mx/2014-06-12/15-fotos-de-lo-que-paso-en-las-calles-de-brasil-el-dia-de-la-inauguracion-del-mundial-worldcup/ Publicado el 12/6/2014

http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2014/06/15/la-otra-cara-del-mundial-de-futbol/
Texto de Vicenç Navarro. Publicado en 15/6/2014
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
El pasado 12 de junio se inició la Copa mundial de la FIFA –el 2014 World Cup-, presentada como el evento deportivo más importante del año, que se centra en la competición para definir qué país tiene el mejor equipo de fútbol. Tendría que ser un motivo de orgullo nacional para el país que hospeda este acontecimiento, Brasil, país conocido por su gran afición a este deporte. Ni que decir tiene que una motivación que ha tenido el gobierno brasileño para conseguir ser la sede de esta competición ha sido la promoción del país a nivel mundial. Su intención era presentar a Brasil como una referencia mundial, no solo como potencia deportiva, sino también económica y comercial. Era una manera de presentar el “milagro” brasileño, un milagro que ha transformado el país en una potencia mundial, centro de los países emergentes.
Pero la sorpresa de estos juegos ha sido el desarrollo de un movimiento popular de protesta a su alrededor. Que un país como Brasil, amante de este deporte, vea este tipo de protesta, parece tan sorprendente como que Roma viera una protesta popular contra la pizza o España contra la paella. El fútbol es para Brasil lo que la paella es para la cocina española o la pizza para la italiana. Son elementos clave de sus culturas. Y, sin embargo, estamos viendo en Brasil una gran protesta, generalizada, en contra del Mundial. ¿Por qué?
La respuesta es fácil de ver. La realidad social brasileña explica esta protesta, que es incluso todavía más llamativa por el hecho de que el festival ha sido promovido activamente por un gobierno de izquierdas. En realidad, la protesta popular, que cuenta con un amplio apoyo (solo uno de cada dos brasileños apoya el Mundial), está basada en que el enorme coste de prepararlo va en detrimento del bienestar de las clases populares y, muy en especial, de los sectores más vulnerables. Este festival se percibe ampliamente entre la población como un monumento enormemente costoso, para satisfacer el orgullo nacional de las élites gobernantes (que siempre monopolizan el sentimiento “patriótico” nacional), fenómeno que pasa frecuentemente en todos los países, pero cuya obscenidad es más vistosa en países donde el nivel de vida de la población es todavía muy insuficiente, muy por debajo del que el país podría alcanzar por su nivel de riqueza. Las enormes desigualdades en estos países, como Brasil (uno de los países más desiguales de América Latina), se hacen patentes en la enorme miseria de las favelas y barrios obreros, al lado de una enorme riqueza con mansiones de una exuberancia escandalosa por el contraste con el resto de la población. Y sus servicios públicos están muy poco financiados. En realidad, su gasto público social por habitante es de los más bajos de aquel hemisferio. Es cierto que los gobiernos de izquierda han reducido la pobreza extrema a base de programas asistenciales financiados a través del Estado. Pero estos programas han sido pagados con fondos derivados del gran crecimiento económico y no de la redistribución de la riqueza en el país, que ha continuado siendo de los más desiguales hoy en aquel continente.
La gran pobreza de su sector público, junto con las exuberantes riquezas, explica la explosión social. De ahí la enorme protesta, que no es la primera en Latinoamérica. Recordemos las movilizaciones populares en Méjico de 1968, en protesta por los enormes costes que suponía la preparación de los Juegos Olímpicos, que culminaron con una de las mayores manifestaciones vistas en aquel país, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, compuesta por estudiantes y obreros, que terminó con la matanza de más de cien víctimas.
Ayer fue en Méjico. Hoy es en Brasil. Diariamente tienen lugar manifestaciones en las calles de Brasil con pancartas que claman, con razón: ¡FIFA (la organización mundial que organiza esta competición), devuélvenos el dinero! ¡Lo queremos para la sanidad y para la educación públicas de nuestro pueblo! ¡Fuera el Mundial!. El mensaje no puede ser más claro y más cargado de razón. En un país en el que amplios sectores de la población urbana viven en tipos de viviendas miserables y los servicios públicos están pésimamente financiados, el Estado brasileño se ha gastado una gran cantidad de recursos en construir uno de los grandes estadios, con cuyos fondos podían haberse construido 150.000 viviendas dignas para un número igual de familias (tal como ha denunciado uno de los futbolistas más conocidos de Brasil, el famoso Romario, citado en el excelente artículo de Dave Zirin “Brazil’s Dance With the Devil”, The Nation, 16.04.14, del cual extraigo algunos de los datos presentados).
La sorpresa es que estas protestas han cogido por sorpresa al gobierno de izquierdas brasileño. La sorpresa es precisamente la sorpresa de este gobierno y es un indicador más de la distancia que existe en Brasil entre los gobernantes y los gobernados. Es también un ejemplo de lo que les ocurre a muchos partidos con auténtica vocación transformadora que, una vez elegidos, se adaptan a la lógica del poder y terminan abandonando su vocación y su alma, reproduciendo los vicios y maneras de pensar del establishment económico, financiero, mediático y político del país, al cual terminan sirviendo, convirtiéndose en un componente más de la estructura de poder.
Esta insensibilidad y abandono de sus raíces ha puesto al Estado brasileño en una situación insostenible, pues su única respuesta es la represión frente a estas movilizaciones, represión que, por cierto, es claramente contraproducente, pues además de originar más simpatía y apoyo popular entre la población, da una pésima imagen del Mundial a nivel internacional.
Pero, por desgracia, no será la última vez que ello ocurra. El supuesto “patriotismo” de las élites gobernantes les lleva a apoyar medidas faraónicas que, como siempre ocurre, pagan los más débiles. El caso más extremo serán los próximos Juegos en Qatar, un país medieval, que quiere promocionar el país y el fútbol (es uno de los patrocinadores del Fútbol Club Barcelona, que lleva el símbolo de Qatar en su camiseta, sustituyendo al hasta ahora existente, UNICEF). Estos juegos, con un coste elevadísimo, se pagarán con la riqueza petrolífera del país, extraída de sus yacimientos por trabajadores cuyas condiciones laborales se asemejan a la esclavitud. Esta es la realidad, ignorada, cuando no ocultada, tras estos enormes ejercicios faraónicos. Así de claro.

5.- Carta abierta anarquista a quienes viajan al Mundial de la FIFA 
 Texto de VV.AA.  publicado en Domingo, 8 de Junio de 2014 

Saludos gente extranjera. Lamentamos interrumpir tu celebración, pero dadas las circunstancias necesitamos que comprendas el contexto real de la Copa del Mundo de fútbol que vienes a ver. Sólo queremos que estés al tanto de informaciones que el gobierno de Brasil y tu agencia de viajes muy probablemente no te dijeron.

La Copa del Mundo asignada a nuestro país por la FIFA tuvo un gasto, hasta el momento en que esta carta es escrita, de 25 mil 600 millones de reales, que vendrían a ser 11 mil 500 millones de dólares. De esta cantidad, más del 83 % proviene de las arcas públicas, dinero de los impuestos de la gente común. El salario mínimo en Brasil es de 724 reales por mes ($ 325), las entradas para los juegos pueden llegar a casi un millar de dólares, así que el trabajador brasileño paga por un evento al que no puede asistir. Según una encuesta reciente, el 75,8 % de los brasileños se han mostrado contrarios a las inversiones realizadas para esta Copa del Mundo.

Nuestro país aún tiene 3,7 millones de niños y adolescentes fuera de la educación formal y un índice de casi 10 % de analfabetismo según la UNESCO. Cómo si tales deficiencias educativas no fuesen suficientes, el gobierno impuso suspensión de actividades escolares durante el Mundial. Vivimos en un país donde más de 242 mil familias no tienen electricidad, por no hablar de la salud pública que aún está lejos de ser aceptable, a pesar de lo cual el ídolo del fútbol Ronaldinho publicamente se atreve a decir que "Con hospitales no se hace la Copa del Mundo".

Hoy vivimos una situación económica muy difícil, donde la población soporta una de las cargas de impuestos más altas del mundo; sin embargo, casi el 50% de nuestro PIB está siendo utilizado para pagar una deuda pública absurda mientras el pueblo pasa hambre, o sea, casi la mitad de la riqueza que producimos se va directamente a los bolsillos de unos pocos banqueros; además, también se pierde una gran cantidad por la corrupción y la mala gestión de los fondos públicos.

El gasto excesivo en la Copa del Mundo es solo la punta de este iceberg. En nombre de la Copa, se violaron muchos derechos civiles, un hecho para nada inusual en un país en el que tenemos una policía altamente militarizada, que ya incluso ha sido criticada por organismos internacionales tales como Amnistía Internacional y la propia ONU, la cual hizo una recomendación para suprimir la PM (policía militar brasileña). Las comunidades cercanas a los estadios paddecerán un cerco policial ostensivo y truculento, incluyendo la presencia del ejército, no para garantizar la seguridad de quienes allí habitan, sino la de ustedes, los turistas, como ya es el caso en el Complexo da Maré [en Rio de Janeiro], que hace semanas está ocupado por el ejército, la marina y la PM, con más de 2.500 hombres. El derecho a la vivienda tampoco quedó fuera de la mira del gobierno y de la FIFA, miles de familias han sido desplazadas debido al evento, incluyendo a las familias indígenas de Aldeia Maracanã [tambien en RJ], que a pesar de la resistencia, fueron desalojados violentamente.

En el régimen "democrático" en el que vivimos, tampoco es novedad para nosotros padecer esta injerencia militar, lo que ya ha ocurrido con el ejército como fuerza represiva que ocupa el lugar de construcción de una central hidroeléctrica en el corazón de la Amazonia (Belo Monte), para evitar la protesta de los pueblos originarios y las comunidades locales afectadas por la represa. Por otra parte, a causa de la presión para construir los estadios a tiempo para la Copa Mundial, más de una docena de trabajadores murieron en las obras de construcción.

Aparte de todos estos problemas, la prostitución infantil en el país sigue siendo una realidad que afecta a cerca de 500.000 menores de edad de acuerdo con el Foro Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil. Este escenario será potencialmente agravado por la celebración de la Copa.

Muchos de nosotros estamos indignados y hemos tomado las calles en protesta, pero el gobierno -respaldado por los grandes medios de difusión- trata de ocultar y disimular todo lo aquí denunciado, a la vez que criminaliza las manifestaciones y nos reprime con su aparato militar, con saldo de violaciones de los derechos humanos denunciadas por ONG's y organismos internacionales.

El Estado y las burocracias partidistas que lo gestionan no atienden y nunca atenderán como es debido a las demandas populares. Si necesitamos de asistencia sanitaria, educación, vivienda, trabajo tendremos que lograrlo a través de nuestra unidad y lucha.

Recibe esta carta como una solicitud de apoyo. Comparte esta información con la mayor cantidad de gente posible, ayudándonos a mostrar al mundo una realidad que el gobierno, la FIFA y los patrocinadores de la Copa a toda costa tratan de ocultar.
Fdo.: Colectivos y personas anarquistas de Brasil

6.- MÁS: 32 verdades que debes saber sobre Brasil 2014
Publicado en 13/6/2014